miércoles, 9 de febrero de 2011

Cargando el Venado

Estaba un hombre a la orilla del camino sentado en una piedra, bajo la sombra de un frondoso arbol. Se le miraba triste, meditabundo, cabizbajo; casi, casi a punto de soltar el llanto.
Así lo encontró su compadre y amigo de toda la vida, quien acongojado al verlo en tales fachas, le preguntó el motivo, causa o razón que ocasionaba que él se encontrara en situación tan deprimente.
- ¡Ay! Compadre-contestó el interpelado, – ¡tu comadre! ¡Tu comadre! Esta noche la mato o la suicido, pero de que se muere, se muere..
- No te pongas así compadre, mejor dime,  por qué la quieres matar, a lo mejor te puedo ayudar a encontrar una mejor solución al problema.
El compadre, después de limpiarse sus ojos todos llorosos y su nariz moquienta, empezó con su relato.
- Mira compadre, tú sabes que somos muy pobres y en nuestra humilde casa la única forma de acompañar los frijoles es con un pedazo de carne que tengo que conseguir yendo de cacería al monte. Me tengo que ir con mi vieja escopeta, pasar varios días de sufrimiento y penalidades, salvándome de milagro de los peligros del monte, esquivando víboras, al tigre y la onza. Soportar la terrible comezón que me producen las guiñas, garrapatas y piquetes de moscos, y por si esto fuera poco, aguantar cómo me caía hasta los huesos el frío y la soledad de las noches. Luego, por fin, si la suerte me socorre y logro cazar un venado, todavía tengo que cargarlo hasta el rancho y subir la cuesta de la loma donde está mi casa. Todavía no alcanzo resuello cuando aparece mi señora con el cuchillo en la mano e inmediatamente empieza a repartir el venado entre vecinos y familiares. Que una pierna pa’ doña Juana, Que otra pa’ doña Cleo, Que este lomito pa’ mi mamá, que esto pa’llá, Que esto pa’cá y a los dos o tres días allí va tu tonto otra vez de cacería. ¡Pero ya me cansé y esta noche mínimo la mato!
El compadre de aquél iracundo desdichado, después de meditar un momento le dio la solución:
- Invita a tu mujer a cargar el venado.
- ¿¡Qué!?
- Sí, sí. Mira. Pero no le digas las penurias que se pasan para cazar el venado. Mejor píntasela bonito.  No le hables de las espinas ni los peligros, ni del frío ni el calor. Dile que la invitas a la cacería para que disfrute de los bellos paisajes, del esplendor de las estrellas que te cobijan en la noche, de los manantiales cristalinos que reflejarían románticamente sus imágenes, de sus exquisitas aguas, del aire fresco del monte, lleno de oxígeno, de la graciosa manera en que camina el venado, como si fuera un bailarín de ballet, del dulce canto de los grillos y los pajarillos silvestres, en fin.
El compadre siguió el consejo. Por supuesto la convenció. La mujer, entusiasmada, se fue con la falda larga hasta el tobillo, Al cruzar las primeras zarzas se redujo a minifalda porque la prenda quedó desgarrada entre las púas.  La blusa quedó toda en jirones. El calzado se le rompió por los difíciles caminos y las piedras y las espinas la hicieron sangrar. Agarró garrapatas por todo el cuerpo. El sol le quemó la piel. El pelo se le maltrató: le quedó tieso y desparramado como estropajo. Las manos le quedaron encallecidas al abrirse paso entre el espeso monte. Estuvo a punto de sufrir un infarto al toparse con una enorme víbora. Muerta de hambre, su imagen parecía sacada de un cuento de ultratumba.
Por fin, después de tantos martirios, un día encontraron al venado.
Ella tuvo que contener el aliento y el hombre sigiloso, con la astucia y agilidad de un gato, se acercó a su presa, y con la mirada de un lince localizó el blanco justo para liquidar al escurridizo animal. ¡Bang! Y el venado había muerto.
La mujer no cabía de júbilo pensando que su sufrimiento había terminado, pero no era así.
- Ahora, mi amor, quiero que cargues el venado para que veas lo bonito que se siente – le dijo el hombre masticando rabiosamente cada una de sus palabras.
La mujer casi se desmaya ante la desconocida mirada asesina de su marido, pero ante la desesperación por regresar a su hogar no tuvo aliento ni para replicar y cargó el venado hasta su casa cruzando veredas y montañas.
Cansada, con las piernas abiertas, jadeando y casi muerta, a punto de saltársele el corazón, llegó y depositó el animal  en la sala de su casa.
Los niños y sus amiguitos, hijos de los vecinos, salieron a recibir a sus papás cazadores y acostumbrados a la repartición, le dijeron a su mamá con alegría:
- Mamá, apúrate a repartir el venado porque la mamá de Pepito ya está desesperada.
- ¿Qué pedazo le llevo a mi tía?, le dijo otro.
La señora, tirada en el piso, hizo un esfuerzo sobrehumano para levantar la cabeza y con los ojos inyectados de sangre volteó a ver a los niños y agarrando aire hasta por las orejas, les gritó:
- ¡¡¡ Este venado no me lo toca NADIEEEE !!!   y tú Pepito, ve y dile a tu mamá que vaya mucho a CHx#&%=”  A  SU   M#&”=
“REFLEXIÓN”
Para valorar el esfuerzo ajeno y respetar en su real dimensión el trabajo de los demás, todos debemos aprender a “cargar el venado”.
La experiencia adquirida con el paso de los años nos ha enseñado:
Que sólo se valora aquello que se ha adquirido como resultado de nuestro trabajo.
Que sólo cuidamos aquello que nos ha costado esfuerzo, sudor y sacrificio.

viernes, 4 de febrero de 2011

El no ser

Treinta radios convergen en el centro de la rueda,
en ese vacío radica la utilidad del carro.

Hacemos un cuenco con un trozo de arcilla;
el vacío del interior es lo que lo hace útil.

Construimos puertas y ventanas para una habitación; pero son esos espacios vacíos los que la hacen habitable.

Así, mientras nos centramos en el ser, es en el no ser donde está la utilidad.


Lao Tse "Tao Teh King"

martes, 1 de febrero de 2011

"Nosotros como el tiempo también nos desdoblamos"

 MARTES, 9 NOVIEMBRE 2010

LA CONTRA

Jean-Pierre Garnier Malet, padre de la teoría del desdoblamiento del tiempo

Foto Laura Guerrero
Tengo 70 años. Vivo en París. Casado, 2 hijos y 3 nietos. Soy doctor en Física, mi especialidad es la mecánica de los fluidos. La política debe sustentarse en la tolerancia. Tengo la certeza de que hay que pensar en los demás como nos gustaría que los demás pensaran en nosotros 

“Nosotros, como el tiempo, también nos desdoblamos”

"Asombroso"
 La teoría del desdoblamiento del tiempo permitió explicar la llegada al cinturón de Kuiper de planetoides que están en el origen de explosiones solares de enverga
dura, pero Garnier va mucho más allá y nos cuenta que esa ley es aplicable a nuestra vida:
“Tenemos un cuerpo muy bien hecho que nos permite proyectarnos en el porvenir: ir a ver el futuro, arreglarlo y volver para vivirlo. Y es durante la noche cuando tenemos la capacidad de arreglar ese futuro que hemos construido durante el día. Podemos ver los peligros antes de vivirlos por medio de la intuición, y borrarlos”.
Expuso su teoría (explicada en Cambia tu futuro por las aperturas temporales) en la librería Épsilon de Barcelona.
Su teoría ¿está avalada por la ciencia?
La respetada revista American Institute of Physics de Nueva York y su comité científico la han validado publicándola en el 2006 porque es una teoría que ha permitido, primero, prever, y luego, explicar la llegada de planetoides al sistema solar. ¿Quiere que le explique para qué sirve la ley del desdoblamiento del tiempo?
Sí, pero sencillito.
Tenemos dos tiempos diferentes al mismo tiempo: un segundo en un tiempo consciente y miles de millones de segundos en otro tiempo imperceptible en el que podemos hacer cosas cuya experiencia pasamos luego al tiempo consciente.

¿Y todo eso sin enterarnos?
Exacto. Tengo una síntesis instantánea de un análisis que he realizado en otro tiempo aunque no tenga la memoria de ello.

¿Así funciona el tiempo?
Sí, en cada instante presente tengo un tiempo imperceptible en el cual fabrico un futuro potencial, lo memorizo y en mi tiempo real lo realizo.
¿?
Tenemos la sensación de percibir un tiempo continuo. Sin embargo, tal como demuestran los diagnósticos por imágenes, en nuestro cerebro se imprimen solamente imágenes intermitentes. Entre dos instantes perceptibles siempre hay un instante imperceptible.

¿Como en el cine, que sólo vemos 24 imágenes por segundo?
Sí, la número 25 no la vemos, es subliminal. En publicidad se ha utilizado ese tipo de imágenes para influir con éxito en nuestro comportamiento, lo que ha mostrado que lo subliminal es accesible a nuestra memoria.
El desdoblamiento del tiempo ha sido probado científicamente y la teoría ha dado justificaciones a escala de partículas y a escala de sistema solar.
Tenía entendido que las leyes de la cuántica no se aplicaban a las cosas grandes.
El fenómeno del desdoblamiento del tiempo nos da como resultado el hombre que vive en el tiempo real y en el cuántico, un tiempo imperceptible con varios estados potenciales: memoriza el mejor y se lo transmite al que vive en el tiempo real.

¿Nuestro otro yo cuántico crea nuestra realidad?
Podríamos decir que entre el yo consciente y el yo cuántico se da un intercambio de información que nos permite anticipar el presente a través de la memoria del futuro. En física se llama hiperincursión y está perfectamente demostrada.

¿Estoy desdoblada como la partícula?
Sí. Y sabemos que, si tenemos dos partículas desdobladas, ambas tienen la misma información al mismo tiempo, porque los intercambios de energía de información utilizan velocidades superiores a la velocidad de la luz. ¿Conoce el principio de los gemelos de Langevin?
No.
En los años 20, Paul Langevin demostró que si un gemelo viajaba a la velocidad de la luz, envejecía menos que el que se quedaba quieto. A Langevin no le creyeron. Hubo que esperar 50 años: en 1970, gracias a los relojes atómicos, se comprobó esa ley.
Entonces, en ese tiempo imperceptible pasó mucho tiempo.
Exacto: si puedo viajar a velocidades prodigiosas, un microsegundo se convierte en un día entero. Cuando regreso, no sé si me he ido, puesto que he estado ausente un microsegundo.
Estupenda propiedad, ¿pero quién es el que viaja?, ¿yo?
Existe otra propiedad conocida en física: la dualidad de la materia; es decir, una partícula es a la vez corpuscular (cuerpo) y ondulatoria (energía). Somos a la vez cuerpo y energía, capaces de ir a buscar informaciones a velocidades ondulatorias.

¿Y cómo asimilamos esa información?
En el sueño paradoxal, cuando estamos más profundamente dormidos y tenemos
nuestra máxima actividad cerebral, se da el intercambio entre el cuerpo energético y el corpuscular. Y es ese intercambio el que le permite arreglar el futuro que ha creado durante el día, lo que hace que al día siguiente su memoria esté transformada.
Vaya.
El intercambio se realiza a través del agua del cuerpo. Ese intercambio de información permanente es el que crea el instinto de supervivencia y la intuición.

¿Fabricamos potenciales por medio de nuestro pensamiento?
Así es. Si por ejemplo pienso en una catástrofe, ese potencial ya se inscribe en el futuro y puede sufrirla usted u otro. De manera que la conclusión es: “No pienses en hacer a los demás lo que no quisieras que los demás pensaran en hacerte a ti”. No es una ley moral ni filosófica, es una ley física.
Es difícil controlar el pensamiento.
De día, mucho; pero justo antes de quedarnos dormidos tenemos un minuto, y basta con que durante ese minuto controlemos: esa es la manera de conectar con esa parte energética, llamémosla el doble, para pedirle que solucione los problemas.

¿Es como una oración?
No: es una relación, y hay que dejar totalmente las riendas al otro; las noches están para eso. La noche no sólo permite borrar potenciales no deseados, sino que también nos guía los pensamientos del día siguiente.